Buscando a Dory (estreno de mañana) y otros tres títulos
esperan sumar mucho público a un año que promete ser récord en la taquilla.
La vara está puesta en un lugar muy alto. 2016 es el año en
el que podría batirse el récord histórico anual de venta de entradas que el
mercado argentino maneja desde que hay estadísticas confiables. En 2015
superamos los 50 millones de tickets, el número más alto de las últimas tres
décadas (sólo debajo de los 55 millones de 1986), y todo indica que esa marca
quedará chica frente a lo que ocurra de aquí a diciembre. Sobre todo porque
estamos en la puerta de entrada de la temporada alta.
De aquí al 31 de julio (fin de las vacaciones de invierno en
la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires) se esperan los estrenos más
taquilleros del año para el público infantil y familiar. Se espera, en
definitiva, que los cines estén más llenos que nunca. Y la aventura comenzará
mañana con el estreno de Buscando a Dory, secuela que muchos esperan ansiosos
desde hace más de una década.
En 2003, Buscando a Nemo se convirtió en una de las
películas más exitosas (937 millones de dólares recaudados en la taquilla
global) y queribles de toda la historia de Pixar. Su continuación puede
convertirse, según varios expertos, en el estreno animado de mayor repercusión
de todos los tiempos.
En Hollywood, lo que esperan los analistas (la película se
estrena al mismo tiempo entre mañana y el sábado en 40 países) es que Buscando
a Dory pueda batir el récord de taquilla de todos los tiempos para una película
animada en su fin de semana de lanzamiento, hoy en poder de Shrek tercero
(2007), con 121 millones de dólares. Las estimaciones más optimistas para
Buscando a Dory auguran de aquí al lunes no menos de 115 millones.
En la Argentina, las expectativas también apuntan a una
explosión de demanda en las boleterías, en línea con la repercusión que vienen
obteniendo este año los éxitos animados de Disney. Zootopia acumula 1.783.887
entradas y El libro de la selva, 1.653.828, según Ultracine. De no haber sido
por el éxito descomunal de Me casé con un boludo (1.917.650 tickets vendidos
hasta anteayer), estaríamos señalando a dos clases de bichos (los urbanos de
Zootopia y los salvajes de El libro de la selva) como los líderes absolutos de
la concurrencia a los cines argentinos en lo que va de 2016.
Buscando a Dory podría meterse muy rápido y muy cómodamente
en esa pelea por el liderazgo de la taquilla local. Una década entera sirvió
para alimentar entre los fans (y los propios creadores de esa usina de puro
ingenio cinematográfico llamada Pixar) la convicción de que las aventuras
acuáticas del pequeño Nemo tendrían su segunda parte. Ese sueño se hizo
realidad después de ir descartando escenarios posibles en un guión que en su
punto de partida llegó a tener 108.000 páginas. Andrew Stanton (director de
Buscando a Nemo y de Up, una aventura de altura), uno de los selectos
integrantes del equipo creativo senior de Pixar, vuelve a dirigir, ahora en
compañía de Angus MacLane, y la historia cede el protagonismo a Dory, la
pececita con problemas de memoria cercana que nadie olvida desde su aparición
(con la voz de Ellen DeGeneres) en la película original.
A las voces, precisamente, les corresponde el protagonismo.
Cada vez más, los proyectos animados más fuertes y ambiciosos de los grandes
estudios de Hollywood (que cuestan por título no menos de 150 millones de
dólares, más 200 millones más en marketing, y llevan entre cuatro y cinco años
en hacerse) giran en términos argumentales alrededor de las inflexiones y
movimientos de los actores famosos que les ponen sus voces a los personajes
centrales. Pasó con mucha claridad en El libro de la selva (el Baloo de Bill
Murray y el Rey Louie de Christopher Walken son ejemplos ideales) y pasa de
nuevo en Buscando a Dory. Aquí, el protagonismo vocal de Ellen es intenso y
constante. Corolario: la versión doblada al castellano (inevitable en cualquier
caso de película destinada a los chicos) funciona en muchos momentos
directamente como otra película.
No es lo que más preocupa a los estudios en su afán de ganar
lo más rápido posible a la mayor parte del público internacional en el menor
tiempo con una producción de estas características. Hay desafíos tecnológicos
constantes, que en el caso de una secuela permiten comprobar (a través de la
comparación con el film original) cómo evolucionan las cosas para el asombro en
tan poco tiempo.
La riqueza en la textura de las escenas submarinas marca la
diferencia y el cambio tecnológico experimentados en algo más de una década. En
la comparación, asombra la cantidad y la variedad de relieves, efectos ópticos
y sonoros, claroscuros, sombras, fondos, desplazamientos de los personajes en
el cuadro si los comparamos con lo que ocurría en la igualmente prodigiosa
Buscando a Nemo. El otro elemento novedoso es la llegada de un gran personaje
coprotagónico, el pulpo Hank, cuya presencia en la trama será tan esencial como
la de los pececitos.
Con Disney cómodamente al frente de la taquilla animada de
2016 (Zootopia duplicó, por ejemplo, los ingresos globales y la venta de
entradas en la Argentina de Kung Fu Panda 3), ¿qué títulos se sumarán a la
temporada alta de las vacaciones de invierno en nuestro país? 2015 fue en buena
medida un año récord porque contó con la película más taquillera de la historia
reciente en la Argentina, Minions (4.933.196 entradas vendidas).
Para no ser menos y alimentar las expectativas de una
posible superación de marcas vigentes, 2016 promete entre sus novedades otro
regreso, La era de hielo 5: choque de mundos. No podemos olvidar que en 2012 la
cuarta parte de esta aventura animada vendió 4.495.000 entradas, y hasta la
llegada de Minions lideró junto a Titanic la estadística histórica. ¿Se
repetirá en este quinto caso la experiencia anterior? La historia nos dice que
es algo improbable.
Pase lo que pase, los cines estarán llenos cuando La era de
hielo 5 se instale en la cartelera durante el receso invernal. Y lo mismo se
espera de las otras dos novedades animadas que Hollywood prepara para estas
vacaciones. De un lado, La vida secreta de tus mascotas, nueva apuesta original
de Illumination, el estudio creador de Mi villano favorito y de los Minions. Y
del otro, El buen amigo gigante, mezcla de animación y personajes de carne y
hueso inspirada en el clásico relato de Roald Dahl y llevada al cine por el
inagotable Steven Spielberg.
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