En el encuentro se exhiben películas árabes y
latinoamericanas.
En el Espacio INCAA Cine Gaumont, la Alianza Francesa, el
Cultural San Martín y la Biblioteca del Congreso, entre otras salas, se realiza
la sexta edición del festival LatinArab, que organiza Cine Fértil y reúne las
cinematografías e industrias latinoamericanas y árabes. El film de apertura fue
The Idol, del palestino-holandés Hany Abu Assad, y es la primera película
rodada en Gaza en veinte años. Se trata de la la historia de un cantante que
debe superar muchos obstáculos para participar de la versión panárabe de
American Idol. Como todos los años, la muestra busca, además de exponer films
árabes y latinos, proponer nuevas preguntas y ofrecer distintas miradas sobre
las relaciones entre los países árabes y los latinoamericanos, promoviendo la
diversidad cultural. Fortalecer la creación colectiva es uno de los propósitos
centrales del encuentro, que este año tiene como país invitado a Egipto: por
ello se desarrollará entre el lunes y el viernes, en la Alianza Francesa, una
semana de films de ese origen.
Pero la muestra abarca más que proyecciones. Habrá diversas
actividades, conferencias, foros, entre ellos uno referido a coproducciones con
el INCAA, que se realizará el miércoles. Las películas que integran las tres
secciones de la selección oficial serán evaluadas por un jurado conformado por
importantes figuras nacionales e internacionales.
La programación busca un equilibrio, seleccionando obras de
profesionales de renombre como así también de cineastas jóvenes y emergentes.
Pretende también nivelar las expresiones tradicionales y populares con el cine
de autor y de vanguardia; reflejando también la historia del cine árabe a
través de retrospectivas y funciones especiales.
Las siguientes secciones competitivas conforman la Selección
Oficial LatinArab: Cortos, Largometrajes Árabes y Panorama LatinArab de filmes
latinoamericanos.
Entre los largometrajes árabes que integran la selección
oficial pueden señalarse, además de The Idol, los siguientes títulos: Al abrir
mis ojos, de Leyla Bouzid, una mirada a la juventud tunecina en los días
previos a la Revolución de los Jazmines; Nunca fuimos niños, de Mahmoud
Soiliman, sobre la dura vida de una madre y sus cuatro hijos; The Valley, de
Ghassan Salhab, segunda parte de una trilogía que exhibe estrechos lazos con la
poesía sufí; Haz pasar hambre a tu perro, de Hicham Lasri, del que se dijo que
si el cine marroquí tuviera un movimiento punk, Lasri sería su Johnny Rotten;
Samir in the Dust, de Mohamed Ouzine; sobre el reencuentro entre el realizador,
recién regresado a su país y su sobrino Samir, que vive del contrabando; Let
Them Come, de Salem Brahimi, sobre la ola de violencia y miedo vivida en la
Argelia de fines de los años 80.
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